Cuestión primera: De los orígenes del utilitarismo.
El utilitarismo es, en un sentido amplio un conjunto de teorías morales que tienen en común que la utilidad (entendida como placer) es sinónimo de felicidad. Su creador es el filósofo Jeremy Bentham, quien introdujo el término limitándolo en un aspecto cuantitativo del mismo, es decir, lo más útil es lo que genera un mayor número de placeres, ignorando las cualidades de estos, siendo por tanto todos los placeres iguales en intensidad.
Quien se opuso idea fue John Stuart Mill que le dio la propiedad de cualificable a la utilidad.
Teniendo en cuenta esto se puede ver de distintas maneras el utilitarismo, dando soluciones utilitaristas muy diversas entre sí. El utilitarismo entonces, más que una teoría uniforme que da una respuesta clara a los problemas es un criterio para resolver estos.
En las dos teorías se toma en cuenta que el dolor y la infelicidad es todo lo no útil y se define como la falta de placer, algo que se asimila a la dualidad bien/mal de la iglesia católica, en donde el mal es un aspecto en donde hay una ausencia relativa de Dios, que es el bien.
Cuestión segunda: Del utilitarismo y sus implicaciones en la realidad.
Artículo 1.- El utilitarismo: ¿Es aplicable?
El utilitarismo es una teoría que como tiene cierta versatilidad es aplicable en muchos aspectos. Por ejemplo: Las políticas de Estado y de gobierno siempre tienen una finalidad de darle la mayor utilidad al mayor número de personas, por lo menos en la política democrática de los últimos años, en donde beneficiar al mayor número de personas es lo ideal para mantener el proyecto político propio.
También es aplicable a aspectos cotidianos, en definitiva es una teoría que beneficia al ser humano por regla general.
Artículo 2.- El utilitarismo: ¿Cuáles son sus falencias?
Es cierto que el utilitarismo como teoría es deficiente, pues el placer no es sinónimo de felicidad, esto debido a que la felicidad puede significar para ciertas personas el sufrimiento (sufrimiento entendido como el dolor emocional o físico) a cambio de un bien mayor. A esto se le puede contraargumentar que a la larga esas personas también buscan el placer, pero limitándose a la definición de este término, es un estado pasajero y por tanto no puede ser entendido como felicidad que, por definición es un estado prolongado o significativo.
Complementando esta última propuesta se tiene que decir que la felicidad como concepto es tradicionalmente vista como la instancia en donde se completó el proyecto de vida y es referenciado como el fin final de la vida humana. El placer a pesar de verse como un fin final también, este difícilmente se le puede atribuir como algo perdurable por el tiempo. Esto quiere decir que los placeres son más fuertes, pues ocurren en un periodo corto y surgen inmediatamente después de un logro. La felicidad en este caso es un estado posterior que surge debido a que ese logro fue el final de este proyecto final, completándose.
Artículo 3.- El utilitarismo: ¿Por qué funciona?
De todas maneras el utilitarismo sirve, por la propia naturaleza del ser humano. Cuando se hace una política de Estado se toma en cuenta beneficiar a las personas, en donde ese beneficio es entendido como el cuantitativamente superior (por encima de la cualidad del mismo), esto porque políticamente es más útil que este beneficio alcance un espectro mayor de personas a que sea uno que impacte muy pocas personas, pero mucho.
Pero al fin y al cabo ¿Qué significa que algo sea beneficioso?. Y aquí recae el logro del utilitarismo, la mayor cantidad de gente en la actualidad encuentra efectivamente beneficioso lo más útil, esto es porque en la sociedad actual se toma como algo culturalmente aceptado lo placentero y una gran parte de la misma lo ve como un sinónimo de la felicidad. Pero esto no es malo necesariamente, pues es simplemente otro proyecto de vida igual de válido (moralmente) que cualquier otro.
Cuestión tercera: Del utilitarismo, el virus y el criterio.
El mundo en su época actual está viviendo por sucesos que son y serán de gran relevancia. Esto es más que sabido y es una gran diferencia con las últimas décadas, que a pesar de tener ciertas crisis relevantes como la Sub-Prime comparado con los siglos anteriores no eran tan exaltados. Un proceso en donde se ha visto una paz (al menos militar) bastante rescatable. Sin embargo la madre naturaleza ha irrumpido y nos trajo el coronavirus.
El virus ha sido grave solo por un factor: la globalización. En épocas como la medieval (en donde estuvo la peste bubónica que era una enfermedad mucho más mortal) no se habría expandido tanto.
El utilitarismo es una gran herramienta en estos tiempos y nos permite resolver problemas fundamentales que enfrentan los Estados.
El problema fundamental es disminuir los contagiados y evitar la muerte de estos aminorando los síntomas. Como este es un virus matarlo es imposible, porque para empezar no están vivos (médicamente).De esta manera el utilitarismo es el mejor sistema moral, pues lo que se busca aquí no es la felicidad de las personas, sino la utilidad en sí. De esta manera se pueden discutir ciertas soluciones desde el punto de vista utilitarista. Por ejemplo: Si la cuarentena total es una opción correcta a seguir. Si a la larga crea ciertas consecuencias negativas (económicas) que no compensan bajar el índice de contagios, no es útil pues no va a crear un placer sostenido. Si esta cuarentena total es efectivamente viable económicamente sería sumamente útil, pues resuelves dos problemas que son potencialmente “dolorosos” (no útiles). De esta manera será necesario un análisis económico. En este punto queda claro que no es el utilitarismo el que resuelve los problemas, sino un criterio.
Después de expuestos estos puntos queda evidenciado que el utilitarismo tiene una falencia teórica, sin embargo es muy efectivo para resolver problemas prácticos a niveles macro.
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