Introducción:
El estoicismo es una escuela filosófica fundada por Zenón de Citio en el 301 a. C. Esta rama del pensamiento se mantendría en primera fila durante medio milenio (del siglo III a. C. al siglo II d. C.) y mantendría una gran influencia a través de los siguientes. Sus filósofos de mayor fama fueron, Séneca, Epicteto y el emperador filósofo Marco Aurelio.
Lo que se busca no es la ausencia de emociones, sino el control de las mismas.
Los críticos de esta corriente dicen que, al proponer que dejemos de lado y aceptemos todo lo que es externo, y que está fuera de nuestro control, esta filosofía genera personas políticamente apáticas y conformistas. Pero esta filosofía te enseña a abandonar la vida sin temor ni pesar, y defender tus principios racionales por encima de todo.
Estoicismo y Pandemia:
Normalmente la filosofía tiende a generar dudas y cuestionamientos para estimular el pensamiento. Ahora, lo urgente es aplanar la curva, descongestionar los hospitales y salvar el mayor número de vidas y después, cuando tengamos información más fiable y un contexto más tranquilo, la filosofía podría aportar su una mirada crítica para poder aprender de todo lo que ha pasado y poder sacar conclusiones acertadas.
Una de las principales enseñanzas de los estoicos es enfocarse en las cosas que podemos controlar y evitar preocuparnos por las que no, ¿qué está en nuestro control? La habilidad de pensar clara y racionalmente; dejar de preocuparnos por las opiniones de los otros. Los estoicos apreciaban el pensamiento racional: actuar en base a buena información y contemplar bien la situación antes de actuar. Los tornados, terremotos, tsunamis, y, obviamente en nuestra situación, lo mismo que las pandemias. Todos estos sucesos escapan de nuestras manos.
La pandemia actual nos coloca, y lo hará, en distintas situaciones y frente distintos obstáculos. Para enfrentar tales situaciones, el estoicismo predica como una ayuda, o mejor, una herramienta para guiarnos a convivir con emociones tales como el miedo, la angustia y la ansiedad.
En estos momentos, en que hay mucha gente pasando por momentos fuertes emocionalmente, países completos hundidos en un desastre, el pánico no es una opción. El pánico nos llevaría a una especie de anarquía, tanto a nivel macro (país), como micro (hogar).
Ahora, concentrándonos en lo más cercano, debemos mantener el control y pensar racionalmente. Pensar antes de actuar. Si me invitan a una fiesta (carrete para los jóvenes), lo más lógico sería cumplir tu cuarentena, porque más allá de tus deseos de alcoholizarte, si te expones tus caminos más probables son una multa o contagiarte.
Finalizando, Epicteto, filósofo estoico, decía “Entre más grande sea la dificultad, mayor será la gloria de conquistarla. Los pilotos habilidosos ganan su reputación en las tormentas y tempestades”. Él veía las crisis como la mejor manera de desenmascarar quiénes somos: “Las circunstancias no hacen al hombre, solo le revelan quién es.”
Personalmente, recomiendo el estoicismo en este momento. Como una persona que durante 2 meses vivió cuidando a 3 personas enfermas de COVID-19, el pánico nunca fue mi opción.
Obviamente el sentimiento a veces era agobiador, pero siempre prioricé que la forma más razonable y rápida de salir de ahí, era ser constante y cumplir con los cuidados, para superar juntos la situación.