Esta escuela filosófica Helenista, que también es considerada como una filosofía de vida, fue fundada por Zenón de Citio (Zēnōn ho Kitiéŭs) en el 301 a.c, que desarrolló su tesis con las enseñanzas y escritos de su maestro.
Esta filosofía se dividió en tres etapas; el estoicismo antiguo; que está basado enteramente en la conformidad consigo mismo y la naturaleza, es ello la creencia en una naturaleza universal que es al mismo tiempo el destino que regula infaliblemente el curso de los hechos y la indiferencia hacia las cosas externas, estoicismo medio; en este período el estoicismo dejó de ser una escuela griega, había penetrado en el mundo romano y en este período se introduce a la moralidad estoica el concepto de humanidad y estoicismo nuevo; que es más ético y didáctico. La ciencia ya no es el conocimiento de la naturaleza, sino una suerte de suma teológica de sentimientos morales y religiosos.
Se basa principalmente en buscar la ataraxia, es decir, la imperturbabilidad del alma como objetivo final para así también poder alcanzar la felicidad, lo que se consideraría como alcanzar la llamada “iluminación” que es tan anhelada, para poder vivir en paz según la naturaleza. Esto se logra al evitar que nuestras emociones nublen nuestra razón, dejando de lado nuestras pasiones y nuestro marcado apego a los objetos materiales y también teniendo como condición la sabiduría para poder alcanzarla y valorando la razón por sobre lo demás. Esta filosofía de vida es útil al momento de tener que superar obstáculos, ya que nos permite aceptar la adversidad y poder sobrellevarla, encaminándonos a la felicidad.
Ciertamente esto suena muy bien, sin embargo es necesario trabajar para lograr llegar a esto, ya que despojarnos de todas nuestras pasiones y del ámbito material no es algo que se pueda hacer completamente de la noche a la mañana. Debemos aprender a dejar de quejarnos de nuestros problemas y de anteponer nuestros sentimientos por cada situación que consideremos desagradable y difícil y entender que las cosas son como son y no se puede cambiar la naturaleza de estas, entendiendo también que la naturaleza es racional. Debemos conocer lo que depende de nosotros y lo que no, para lograr entender que no tiene sentido entristecerse por cosas que simplemente no podemos alterar, porque hay cosas que ya están establecidas y simplemente eso tenía que pasar así. De esta forma podemos aprender a no perder nuestra serenidad y a dominar nuestra alma, ya que así estaremos más cerca de alcanzar la felicidad.
Visto de otra forma también es complicado el hecho de practicar el llamado “dolor anticipado” ya que se podría estar muchas horas pensando en posibles desgracias, por decirlo de una forma, lo cual podría llevarnos a la angustia “anticipada”
El estoicismo plantea que la naturaleza es racional y que está predeterminada, y todo el universo está gobernado por la razón, por lo que los hombres deben vivir virtuosamente de acuerdo a esta y así, como ya se mencionó anteriormente, lograr dejar de anteponer nuestras emociones a la razón. Para los estoicos, el universo estaba gobernado por la razón o logos, un principio divino que dominaba todo. Por lo tanto, estar en armonía con el universo significaba vivir en armonía con Dios.
Como aplicarlo en tiempos de cuarentena
Una persona Estoica ve esta situación como una oportunidad de mejorar, ya que utilizan los “retos” para crecer como individuos. Ellos tienen muy claro que cosas malas van a pasar, es algo natural y totalmente necesario, dado que cada obstáculo nos ayuda a crecer como personas, pero independiente de lo que pase uno siempre podrá tener el control de sus emociones, todo depende de cómo interpretes la situación porque está claro que uno no es responsable de todo lo que pueda suceder, lo importante es adaptarse y centrarse en lo que sí es posible controlar, al fin y al cabo, recuerda que vas a morir. Este pensamiento (memento mori) no tiene que tomarse como algo negativo, al contrario, usa ese argumento para mejorar el uso que le das a tu tiempo.
Siempre debes estar preparado para todo lo malo que pueda suceder, así podras manejarlo de mejor manera o también, que el golpe duela menos.
Son personas desapegadas de lo material, y de lo emocional, viven al límite de lo necesario, porque comprenden que nada es permanente en la vida, inclusive esta última.
Al encontrarnos envueltos en una situación que va más allá de nuestro control, en donde lo único (o por lo menos lo más saludable) que podemos hacer es permanecer en casa en cuarentena, lo que se debe hacer como buen estoico es preguntarse, ¿Qué le falta a mi vida espiritual? ¿Qué virtud podré desarrollar? La paciencia, el perdón, mi forma de hablar y pensar pueden ser cosas en lo que estés fallando y qué mejor momento que el encontrarnos en esto para ponerlas en práctica?
Las palabras son poderosas, crea realidades, no magnifiques el lenguaje. Si no paras de decir que esto nunca acabará pues se te hará una eternidad, si dices que esto te supera, no podrás salir de ese estado de derrota. Se realista y razonable, desapégate de tus emociones.
Puede que a veces los pensamientos negativos nos inunden la cabeza provocándonos angustia o desesperación, pero tenemos una fortaleza interna, nuestra alma. Ella es imbatible y un refugio de paz, al cual podemos recurrir en todo momento al conectarnos con nosotros mismos.